Kast y Jara, el ultraderechista y la izquierdista que se disputan el poder en Chile
La segunda vuelta de las presidenciales en Chile enfrenta el domingo a dos opuestos: Jeannette Jara es una comunista moderada de origen modesto que representa a una coalición de izquierda y José Antonio Kast es un exdiputado de extrema derecha y devoto católico que promete deportar en masa a migrantes indocumentados.
Aunque Jara venció a Kast en la primera vuelta el 16 de noviembre, las encuestas indican que este último podría ganar la segunda vuelta por una amplia mayoría al recabar apoyos de otros candidatos conservadores.
- Kast, contra los indocumentados -
Kast, de 59 años, es un devoto católico, está casado y es padre de nueve hijos. Ha defendido la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y se opone al aborto incluso en casos de violación, a la píldora anticonceptiva de emergencia, al divorcio y al matrimonio homosexual.
De temperamento calmado, asegura que es un demócrata y no cae en las estridencias de otros líderes de extrema derecha con los que se le compara, como el brasileño Jair Bolsonaro o el argentino Javier Milei.
"A él se le ve muy sobrio, muy pragmático, muy pausado y muy calmado al lado del resto", dice a la AFP la periodista Amanda Marton, una de las autoras del libro "Kast, la ultraderecha a la chilena".
Frente al creciente temor de los chilenos al aumento de la inseguridad y la migración, plantea una lucha implacable contra el crimen a través de la deportación de los 330.000 indocumentados que viven en el país, a quienes culpa del repunte de la delincuencia.
Reconoció que posee un revólver de cinco tiros, y quiere aumentar el poder de fuego de la policía.
Lleva una cuenta regresiva para concretar su plan de expulsión de los extranjeros sin papeles, cuando eventualmente asuma el próximo 11 de marzo.
"Si no lo hacen voluntariamente, los vamos a buscar" para expulsarlos, asegura.
Es el menor de 10 hijos de un matrimonio de alemanes que emigró a Chile.
Su padre fue un soldado del Ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial y en Chile, levantó un próspero negocio de embutidos.
Fue diputado por 16 años. En 2016, renunció a la Unión Demócrata Independiente (UDI), el partido en el que militó por décadas, al considerar que dejó los principios conservadores que lo inspiraban.
En 2019 fundó el Partido Republicano, que conduce con una mezcla de "simpatía personal" y un "fuerte control", explica a la AFP Javiera González, coautora del libro "Kast, el mesías de la derecha chilena".
"Es un personaje muy de grupo cerrado", complementa la periodista Lily Zúñiga, que trabajó con él en la UDI.
Mara Sedini, vocera de su campaña, defiende su carácter. "Con las cosas que hay que ser tozudo, es tozudo" pero también es capaz de "flexibilizar e ir aprendiendo".
- Jara, una comunista moderada -
Aunque milita en el Partido Comunista desde los 14 años, Jeannette Jara es parte de su ala más liberal y crítica. Ganó la nominación oficialista en las primarias y representa a una coalición de nueve partidos de centro-izquierda.
"Se plantea como disidente", dice a la AFP la periodista Alejandra Carmona, autora de la biografía "Jeannette".
Durante la campaña fue público su enfrentamiento con la cúpula del PC por su visión crítica de Cuba y Venezuela, que no considera como democracias.
El origen popular de Jara contrasta con la élite de la política chilena.
"Por primera vez (...) una persona que viene de los sectores populares puede llegar a gobernar", dijo la propia Jara a la AFP antes de la primera vuelta.
Nació hace 51 años en El Cortijo, un barrio pobre del norte de Santiago, donde vivió junto a sus abuelos hasta la adolescencia "en una mediagua (cabaña precaria)", según contó.
Trabajó como recolectora de frutas y cajera, antes de ingresar a la universidad.
Se casó a los 19 años mientras aún estudiaba y enviudó a los 21, tras el suicidio de su esposo. Volvió a casarse, tuvo un hijo, se divorció y actualmente está en pareja.
Se graduó de administradora pública y abogada.
Su salto a la política llegó durante el gobierno de Boric, que la nombró ministra del Trabajo.
Desde ese cargo logró notoriedad al impulsar la aprobación de la reducción de la semana laboral, de 45 a 40 horas, y la reforma del sistema privado de pensiones.
"Entiende que para lograr acuerdos tienes que ir más allá de tus propias convicciones", dice a la AFP Darío Quiroga, su principal asesor en primera vuelta.
Pero tampoco teme ser drástica. En 2023, en plena discusión de la reforma de pensiones, despidió al entonces subsecretario del Trabajo, Christian Larraín, quien más sabía del tema, por denuncias de acoso sexual.
Aunque, le cuesta controlarse "cuando atacan a su familia", asegura bajo reserva una persona que trabajó con ella.
Propone aumentar el salario mínimo a casi 800 dólares, unos 250 más que el actual, fortalecer los derechos laborales y aumentar la producción de litio.
D.Vasquez--LGdM